Leptinas, obesidad y asma bronquial

(Reseña publicada en la WEB de la SEPEAP el 12 de Mayo de 2009)

En décadas pasadas se ha observado una asociación en sentido positivo entre asma y obesidad; hasta el punto que algunos autores han postulado la existencia de elementos comunes en su patogenia. De igual forma, en el periodo de 1980 a 1996 la prevalencia de asma se han incrementado en un 14% para los niños en riesgo de sobrepeso y en 11% para los niños con obesidad. 
La coincidencia temporal de ambas epidemias en los países mas desarrollados, unido a la mayor frecuencia en dichos países de la coincidencia de ambas alteraciones ha llevado a formular múltiples hipótesis etiopatogénicas, algunas de las cuales se revisan en R. E. Story. Asthma and obesity in children. Curr.Opin.Pediatr 19 (6):680-684, 2007.
En adultos el sobrepeso se define como la presencia de un índice de masa corporal (IMC) entre 25 y 30 Kg/m2 sc. y la obesidad como la presencia de un IMC mayor de 30 Kg/m2 sc. En niños esta definición no es aceptada ya que la proporción de grasa varía de forma fisiológica con la edad y el sexo, de forma que en la actualidad los criterios generalmente aceptados son definir riesgo de soprepeso como la presencia de un IMC entre los percentiles 85 y 94, y sobrepeso (obeso) como la existencia de un IMC mayor del percentil 95. 
Algunos metanálisis de estudios prospectivos han mostrado que la obesidad incrementa un 50% el riesgo de agudización del asma bronquial y lo que es mas importante que la obesidad antecede al asma; otros estudios han determinado que la existencia de alto peso al nacer y durante la infancia temprana aumento el riesgo de asma bronquial en un 20%.
La realidad del hecho es que no se conocen los mecanismos exactos de dicha asociación, habiéndose implicado tanto factores genéticos comunes. Por otro lado, la obesidad origina un aumento del riesgo de padecer asma a través de su relación con otras enfermedades; es un factor de riesgo para el desarrollo de trastornos del sueño y un conocido factor de riesgo de reflujo gastroesofágico. La obesidad, en especial la obesidad mórbida puede originar distorsiones ventilatorias relacionadas con una disminución del volumen tidal y del diámetro de la vía aérea. En XM Mai, Yue Chen, and D. Krewski. Does leptin play a role in obesity-asthma relationship? Pediatr Allergy Immunol 20:207-212, 2009; se analizan los aspectos mas novedosos del conocimiento de la relación entre obesidad y secreción de leptinas con asma bronquial.
Otros autores han desarrollado la hipótesis de que el aumento de la adiposidad origina un aumento de factores inflamatorios como citokinas, reactantes de fase aguda y factores endocrinos relacionados con la movilización de energía como las leptinas. Estos mediadores se ha descubierto que pueden ser producidos por los adipocitos, por lo que tambien se les denomina adipokinas. Se ha comprobado que las adipokinas pueden alterar el balance entre linfocitos Th1 y Th2, inmunotolerancia, desarrollo pulmonar y respuesta del músculo liso bronquial; factores todos ellos relacionados con el asma bronquial. 
Las leptinas son una de las hormonas reguladoras de la adiposidad, se relacionan de forma positiva con el porcentaje de grasa corporal. Recientemente se ha identificado que las leptinas tienen efectos proinflamatorios al estimular la secreción de factor de necrosis tumoral alfa (TNF-α) e interleukina 6 (IL-6) en las células adiposas; a nivel general modula la respuesta inmunitaria promoviendo las respuestas Th1 y la producción de interferón gamma (IFN-γ). 
En niños asmáticos la producción de IFN-γ, y estímulo de linfocitos T CD4+ esta directamente relacionada con el broncoespasmo en niños hiperreactivos sin eosinofilia. De hecho, los datos epidemiológicos sugieren que la obesidad aumenta la incidencia de asma, pero no de atopia. No existen datos consistentes en la actualidad para poder afirmar el papel de las leptinas en la hiperreactividad bronquial en humanos obesos. Los datos expuestos derivan de observaciones en modelos animales. Datos indirectos como la observación de que los sujetos obesos con hiperreactividad bronquial poseían niveles mas altos de leptinas parecen apoyar la hipótesis expuesta. Las leptinas son potentes moléculas proinflamatorias que favorecen la secreción de TNF-α, pero a su vez el TNF-α favorece la secreción de leptinas en el tejo adiposo. El análisis de los datos existentes parece indicar que las leptinas contribuyen poco al desarrollo de asma de novo en individuos obesos, su papel sería el de favorecer la frecuencia de crisis en niños que ya han desarrollado asma.
Entre los factores que se ha observado influyen en la secreción de leptinas se encuentran la edad, el sexo, pubertad, índice de masa corporal, ayuno o utilización de esteroides. En el transcurso de la infancia los niveles de leptinas aumentan de forma gradual con la edad, al llegar la pubertad los cambios en la adiposidad asociado con las diferencias de género se relacionan con diferentes concentraciones de leptinas, lo que llegado el caso podría explicar las diferencias en la frecuencia de crisis asmáticas entre sexos a partir de la adolescencia.
Se estima que el riesgo atribuible poblacional de asma bronquial y obesidad infantil es del 0.066, que supone que el 6.6% de los casos de asma bronquial son debidos a la obesidad. Los factores propuestos para explicar el aumento de asma bronquial en niños obesos incluyen factores tan dispares como cambios en la dieta, inactividad física o factores mecánicos. Pero además y este es un aspecto poco estudiado en la actualidad la obesidad origina una respuesta inflamatoria de bajo grado con liberación de citokinas inflamatorias, incluyendo IL-6, factor de necrosis tumoral alfa, leptina y proteína C reactiva. Por consiguiente la obesidad puede desencadenar inflamación en la vía aérea y por consiguiente asma. El óxido nítrico exhalado es un buen marcador de inflamación a nivel pulmonar; sin embargo diversos estudios realizados al respecto no han encontrado relaciones entre óxido nítrico exhalado y asma bronquial en obesos. En S. A. Shore and R. A. Johnston. Obesity and asthma. Pharmacol.Ther. 110 (1):83-102, 2006; se revisan las citokinas y reactantes inflamatorios incrementados en el suero del paciente obeso. 
La obesidad origina una disminución de la capacidad residual funcional por un mecanismo puramente mecánico, disminuyendo tanto la capacidad vital forzada (CVF) como el volumen espirado en el primer segundo (FEV1) con un cociente CVF/FEV1 normal. No existen hasta el momento actual estudios longitudinales que evalúen la contribución de la ingesta de alimentos y grasas sobre el desarrollo de obesidad y asma. Aunque a nivel teórico algunos antioxidantes como los ácidos grasos omega-3 pueden tener un efecto protector en el asma, su efecto real no ha sido comprobado en ningún estudio epidemiológico. Tan sólo algún estudio ha comprobado un pequeño efecto protector frente a las crisis de asma en niñas de la dieta mediterránea, que como es sabido comporta mayor ingesta de ácidos grasos monoinsaturados. Tan sólo un ensayo clínico demuestra que la disminución activa de masa corporal en un grupo de pacientes obesos, mejora los parámetros espirométricos del asma crónico.

Dr. José Uberos Fernández

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