Quiste hidatídico de localización pulmonar

(Reseña publicada en la WEB de la SEPEAP el 28 de Abril de 2009)

El quiste hidatídico es una parasitosis debida a la forma larvaria de Echinococus granulosus. La equinococosis es una zoonosis producida por gusanos del género Echinococcus. Se conocen cuatro especies patógenas para el hombre, Echinococcus granulosus, E. multilocularis, E. oligarthus y E. vogeli. Se trata de gusanos planos (cestodos) que pueden afectar hígado, pulmón y con menor frecuencia tejidos blandos. El quiste hidatídico es producido por el enquistamiento de E. granulosus, se trata de un gusano plano de unos 5 mm de longitud formado por tres anillos y un escolex con doble corona de ganchos. Habita el intestino delgado del perro, sus huevos eliminados con las heces, frecuentemente contamina su piel, hocico o diversos vegetales. La ingestión de los huevos origina que por acción del ácido gástrico y de la pepsina se digiera la cubierta de quinina de los mismos y se liberen los embriones que atraviesan la mucosa de estómago e intestino en busca de la circulación portal que los conduce a hígado. A diferencia de lo que ocurre en el niño, el 75% de los quistes hidatídicos se localizan en hígado. El crecimiento del quiste es lento, alrededor de 1 cm al año, se distinguen dos capas, la capa externa esta compuesta por mucopolisacáridos es acelular, la capa interna es la capa germinativa, en ella se producen vacuolas de nuevos quistes donde se pueden distinguir los Echinococos en formación. 
Existe cierta predilección para la afectación del pulmón en la infancia, con predominio del lóbulo inferior derecho. La mayor elasticidad del pulmón del niño explica el gran tamaño que pueden alcanzar los quistes en los niños; en estos casos, cuando el quiste tiene un diámetro mayor de 10 cm nos referimos a ellos como quiste hidatídico gigante. La sintomatología viene referida al aparato respiratorio con tos, disnea, dolor torácico, expectoración y hemoptisis. La "vómica hidatídica", referida como expectoración de líquido claro del contenido del quiste, se ha referido sólo en el 7.5% de los casos publicados. En el 6.5% de los casos, el descubrimiento del quiste es un hallazgo fortuito. 
La radiología suele mostrar habitualmente la opacificación completa de un hemitorax, con desplazamiento del mediastino al lado contralateral y elevamiento de la cúpula diafragmática. Estos hallazgos deben diferenciarse de los encontrados en el derrame pleural, donde los ángulos constofrénicos y cardiofrénicos habitualmente están ocupados, además de los planos basales. La densidad de la imagen en los casos de quiste, es homogénea y tras la realización de una ecografia podemos distinguir su forma esférica y el contenido líquido del quiste, con densidad agua, sin presencia de tabicaciones. La realización de una tomografia de tórax no es indispensable para el diagnóstico, pero debe realizarse antes de tratamiento ya que permite identificar el número y localización exacta de los quistes. Las puebas serológicas permiten confirmar el diagnóstico medante hemaglutinación o inmunofluorescencia indirecta. 
El paciente puede sensibilizarse frente a las proteínas del quiste y desarrollar un shock anafiláctico si se produce la rotura del quiste. Los pacientes afectados pueden mostrar niveles elevados de IgE y eosinofilia. 
El tratamiento quirúrgico debe preservar el parénquima pulmonar. La evolución postoperatoria es generalmente buena, dependiendo del tamaño de los quistes. 

Dr. José Uberos Fernández

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